viernes, junio 30, 2006

GRACIAS IGUAL ARGENTINA!!!

``Ahora deberíamos ser argentinos, irnos con la frente alta y orgullosos por lo que se logró...

``Sí, esto es una cadena para hacerle llegar a los 23 jugadores argentinos nuestro apoyo.

``Sí, a todos ustedes, les queremos dar las gracias por habernos llevado hasta esta etapa en el Mundial de Alemania.
Gracias a todos los delanteros por haber tenido tanto tiempo al contrario en su propio arco. Gracias, a vos Tévez y a vos Saviola, por el huevo dejado en la cancha.

``Gracias a todo el mediocampo, por haber tirado tantos pases a la delantera y haber contenido tanto al contrario.

``Gracias a vos Maxi, por haber demostrado por qué te dicen Fiera . Gracias por cada pelota corrida, por cada pase dado, y gracias especialmente, por ese gol que tanto quebró nuestras gargantas.

``Gracias a vos Cuchu , por tanta serenidad puesta y también por ese 'golazo'. El gol más lindo que vi en esta Copa del Mundo: 25 toques y tu hermoso final, un zurdazo memorable por siempre.

``Gracias a vos, Mascherano,León, por haber contenido e impedir tanto que lleguen a la gran defensa argentina.

``Gracias a toda la defensa, por la cual nos vamos con tan pocos goles en contra. Gracias a vos Ratón , especialmente, pilar fundamental de este equipo... Cada quite, cada robo, cada segundo que se te enfrentaban demostraste por qué estas ahí.

``Gracias a vos Juampi , por esa característica tan única tuya en la que hubo partidos en los que no sabíamos si eras lateral, mediocampista o delantero. Gracias por el huevo puesto en cada jugada.

``Gracias a vos Pato, que intentaste seguir después de la lesión, pero tuviste que ceder por el bien del equipo.

``Gracias a todo el resto que quedaron fuera del resumen, porque todos mostraron que estaban para ser parte de este equipo.

Un equipo que le dio tanto miedo a la poderosísima Alemania, que tuvo que aguantarlo y buscar los penales.

``Gracias a este equipo hoy estoy afónico de gritar goles y puedo decir que estoy orgulloso de ser argentino.

``Cuchu y Ratón ... No tienen nada que lamentar...Un simple tiro no arruina lo dejado en cada partido en la cancha.

Nunca se olviden que sin ustedes, no hubiéramos llegado hasta acá.

``Sin nada más que decir que: ¡¡¡Gracias selección Argentina!!!

Se acabó el sueño

Hasta aca llegamos. Uno de los mejores equipos de la copa del mundo, y hoy nos toca irnos. Y otra vez con las manos vacías. Llegamos hasta cuartos, no avanzamos más esta instancia desde el 90. Pero se jugó bien. Nos vamos invictos. Pero nos vamos, y eso es lo que duele. Una vez más el futbol ha demostrado a los argentinos que de nada sirve jugar bien, de nada sirve tener eficacia, de nada sirven las tácticas, las estrategias. Solo sirve meterla. Y la metimos. Y la alegria nos duró unos 30 minutos. Despues, a sufrir denuevo. Como siempre. Las segundas fases estan hechas para sufrir, y los argentinos siempre sufrimos. Primero había que meterla adentro en los 15 minutos que faltaban para cumplir los 90. Luego, antes de los 120. Y finalmente, que la suerte nos acompañara en los penales. Esos que tantas alegrías nos dieron en el 90 contra Italia, en el 98 con Inglaterra, y que hoy nos estaban dejando afuera. No acompañó la suerte. Tuvieron más puntería. Se nos fue la ilusión. Así de simple. Empezamos el mundial ganando 2-1. Hubo alegrías. Luego el magnífico y recordado 6-0 ante Serbia. Hubo festejos. Finalizamos la primera ronda con un grande, Holanda, y se empató 0-0. Hubo clasificación. Comenzámos la fase final sufriendo, pero ganando 2-1 con un México que nos complicó y mucho. Hubo euforia. Llegamos al partido contra los locales con el ánimo por las nubes, y esperando el pase a las semifinales de la copa. Pero no. No pudo ser. Se jugo bien, pero no alcanzó. Se empató 1-1. Se perdió 4-2. El sueño terminó. No hay palabras para explicar lo que se siente. Todavía es de no creer. Festejan muchos, sobre todo alemanes y brasileros. Pero nadie, absolutamente nadie, sabe que el orgullo de ser argentino cuando juega Argentina, no tiene precio.

GRACIAS MUCHACHOS, GRACIAS ARGENTINA!!!

MORIMOS, PERO DE PIE

Una tarde de lágrimas y cabezas bajas

"¿Y ahora quién querés que gane, mi amor?", preguntó la mujer en un bar porteño pocos minutos después de terminado el partido, mientras al Cuchu Cambiasso en Berlín no había quién pudiera consolarlo...
"¿Vos me estás cargando? -le replicó su marido-. Qué sé yo, ahora no puedo pensar en nada", agregó con un tono de enfado, un tanto por la inesperada despedida de la selección argentina del Mundial y otro poco por la pregunta inoportuna de su compañera.
Porque aunque fuera posible, nadie pensaba en el regreso a casa. Cada partido del Mundial, o mejor dicho cada encuentro que protagonizaba el equipo de José Pekerman, regía la agenda del día de una buena parte de la población. Como ayer, que minutos después de las 12 del mediodía, un señor que retiró antes a su hija del jardín corría desesperadamente por la calle (aunque para la pequeña era imposible seguirle el paso) con tal de no perderse ni un segundo más del duelo entre las dos potencias mundialistas. "¡Vamos Melu, vamos que ya empezó el partido!", la acuciaba su padre.
O como en la esquina de Cabildo y Juramento, donde el canto de unas cuantas colegialas (que habían decidido faltar al colegio y reunirse en un bar para ver el partido) se escuchaba con fuerza. "¡Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta... es alemán!"

Sensaciones encontradas
¿Y qué ocurrirá a partir de hoy? "Ahora hay que volver a empezar", respondió un vecino de Núñez. "Tengo una mezcla de bronca, tristeza y ganas de llorar. Es un bajón perder así. Ayer me gasté todo y compré el plasma, estaba seguro de que pasábamos a la semifinal. Me quiero morir, tendría que haberlo visto en el otro televisor, aunque sea por cábala", se lamentaba Sebastián Izquierdo.
Así de fácil, en tan sólo 120 minutos, la ansiedad, la euforia y las expectativas que iban incrementándose con el correr de los días (para la Argentina fueron 22) desaparecieron de repente. La ilusión quedó en el camino, y la polémica -como no puede ser de otra manera en el escenario futbolero-, se abrirá en torno del análisis táctico que el director técnico argentino decidió imponer frente a Alemania.
Que tendría que haber entrado Messi, que la lesión de Abbondanzieri complicó mucho las cosas o que los cambios que realizó José no fueron los más acertados, entre una interminable lista de reclamos, fueron algunos de los comentarios más escuchados en otro bar cerca del Obelisco, donde ayer un grupo de personas -la mayoría jóvenes-, se reunió para "festejar".
"Claro que estoy triste, pero igual hay que festejar. Llegamos hasta acá y perder con México hubiera sido peor. Hay que reconocer que la Argentina jugó bien", se consolaba Alejandro Aparicio mientras le compraba a su hijo un póster de la selección por dos pesos.
"Los penales son como la lotería, le jugás al 60 y seguro salen el 59 y el 61. Es así... cuestión de suerte nomás -opinó Charly Romero junto a su puestito callejero, donde una gran cantidad de camisetas, gorros, vinchas, trompetas y banderas de todos los tamaños quedaban apiladas sobre la mesa-. Si llegábamos a ganar, de todo esto no quedaba nada, hasta los hilos hubiera vendido. Qué sé yo, lo guardaré para lo próxima."
Finalmente, y después de intercambiar opiniones con otros hinchas, el señor del bar le contestó a su mujer. "No quiero que ganen ni Alemania ni Brasil, eso seguro. Pero este Mundial ya fue, ahora habrá que esperar otros cuatro años más", se lamentó mientras salía del bar con la bandera sobre los hombros.
Lentamente, la ciudad volvió a tomar su ritmo, la gente reanudó sus tareas y entre las caras largas, aunque sea por momentos, aparecieron algunas sonrisas. "El fútbol es el fútbol, y los argentinos somos muy apasionados. Después de unos días, la bronca se te pasa, pero bueno, ya hay que empezar a trabajar para ir a Sudáfrica", concluyó Pablo entre risas.

Morimos de pie

(30-06-06-) La Selección se fue del Mundial de la peor manera. Sin merecerlo, primero. Atada a la lotería de los penales y, para rematar un día triste, brotó a la luz esa reacción desencajada de los jugadores, quienes terminaron a las trompadas en el medio de la cancha contra cualquiera alemán que se cruzara en el camino. Duele irse así, porque Argentina debió ser uno de los semifinalistas. Le sobró ganas, actitud, temperamento, jerarquía. Porque en definitiva, en el global de 120 minutos, fue superior (aún sin crear tanto peligro) a un rival cuya principal virtud fue ser local. Apenas eso. Cómo no lamentarse, entonces.
Si tuvo a Alemania contra las cuerdas, a nada del festejo. Vale detenerse en ese tramo final del tiempo reglamentario, algo que esta altura parece lejano, casi de otra vida. Pregunta: ¿Era necesario cambiar de marcha, para pasar a defenderse en su campo en lugar de hacerlo con la pelota? El ingreso de Cambiasso por Riquelme produjo la reacción instintiva de dar el paso hacia atrás y cuidar como sea la ventaja. Esto se produjo en un momento en que Argentina manejaba la pelota, la llevaba hacia adelante y el segundo gol estaba al caer. Alemania, en cambio, tambaleaba y no tenía respuestas en ataque. Reagruparse en campo propio fue letal, vinieron los centros cruzados y el cabezazo de Klose le devolvió a la vida a casi 70 mil hinchas que, a esa altura, estaban sumergidos en la más profunda de las decepciones.
Llegó el suplementario y otra vez la Selección asumió el control del partido. Ayala, desde el fondo, empujó por la victoria. Vaya destino el suyo: pasó de héroe, verdadero héroe, al malo de la película por errar el penal en la definición. Acompañó Heinze, ni hablar Mascherano y, pese a que no estaba en su plenitud física, Lucho González (ya sin Riquelme en cancha) asumió el papel de conductor y no desentonó. También Maxi Rodríguez acompañó con su empuje habitual, en uno y en otro sector. ¿Crespo? No se sintió cómodo. Iba por adentro y la pelota no le llegaba. Probaba por afuera y nada. Pasó inadvertido. Y Tevez, qué decir de Tevez. Impactante, guapo, ganador, les hizo frente a los centrales alemanes y ganó más de las que perdió. Le faltó, sí, tener alguna chance clara para cerrar una actuación fabulosa.
Queda bronca, claro. Porque se esperaba llegar bien a lo alto y había potencial para lograrlo; porque cualquier amante del buen fútbol soñaba con Riquelme en el altar; porque suena feo, casi atraganta, escuchar a Pekerman decir que su ciclo se terminó; porque no fue justo que Roberto Ayala, la figura argentina en el Mundial, se lleve la impotencia a cuestas; porque
Abbondanzieri, después de hacerle frente a las críticas, venía redondeando un torneo altísimo hasta que lo frenó una lesión; y porque la mesa estaba servida para grandes cosas.
Es el adiós a una ilusión. Que fue linda mientras duró.


sábado, junio 24, 2006

Nuevamente entre los 8 mejores del mundo


(24-06-06) - Argentina llegaba al partido frente a México por los octavos de final, con el ánimo por las nubes por el primer puesto conseguido en el Grupo C, pero sabiendo que sólo le servía el triunfo y que poco importaba lo hecho hasta el momento. Con la necesidad de una victoria, la Selección salió a presionar bien arriba desde el primer minuto. Y antes del arranque del partido, Pekerman ya había sorprendido con el ingreso de Lionel Scaloni en lugar del lesionado Nicolás Burdisso. El mensaje era claro: aportar más lucha en el mediocampo, aprovechando el ida y vuelta del lateral-volante.
En tanto, México, que recibió muchas críticas luego de la derrota ante Portugal, accedía al encuentro de esta tarde con el objetivo de un triunfo para cambiar la pálida imagen dejada en la fase inicial. Su técnico, el argentino Ricardo La Volpe fue el foco de todas los reproches, sin embargo no se achicó y en la previa había dicho que su equipo podía vencer al seleccionado argentino, pero que para eso primero debía quitarle la pelota.
De entrada nomás, el conjunto de Ricardo Lavolpe se plantó bien arriba. Con Ramón Morales abierto por la izquierda y Pavel Pardo escalando por la derecha, el Tri asfixió a Argentina, que no lograba hacer pie. Y en la primera que tuvo a su favor, cuando recién habían pasado 5 minutos, el conjunto azteca consiguió la apertura del marcador. Morales peinó un centro perfecto de Pardo y Rafa Márquez apareció solito por atrás y de cachetada puso el 1-0. Un verdadero baldazo de agua fría para la ilusión de Argentina.
Pero la respuesta de Argentina no tardó en llegar. Riquelme le imprimió mucha rosca a un corner desde la derecha y cuando Crespo se aprestaba para festejar, fue anticipado por Jared Borgetti, quien en su intención por despejar de cabeza, le dio el empate al equipo de Pekerman. Respiro y tranquilidad para nuestra Selección.
Y si se pensaba que México iba a sentir el golpe, sucedió todo lo contrario. Pardo le seguía ganando las espaldas a Sorin y Morales era una preocupación constante para Scaloni. Es que el volante de las Chivas se juntaba con el juvenil Guardado y le hacían el dos-uno a Lio. Cambiasso, al igual que frente a Costa de Marfil, aparecía perdido en la función de doble cinco. Todo era del conjunto azteca, que aprovechaba mejor las falencias del rival.
De a poco, la Selección fue ganando terreno. Riquelme empezó a adueñarse de la pelota y Maxi Rodríguez a imponer su velocidad y a complicar a Castro. A los 22 lo tuvo Crespo, pero el remate delantero del Chelsea, pasó muy cerca del palo derecho del arco defendido por Oswaldo Sánchez. Argentina tenía la iniciativa pero hacía todo muy lento. México, en cambio, salía rápido de contra tratando de explotar la velocidad de Pardo y, en especial, los desajustes entre Mascherano y Cambiasso.
El plan táctico pensado por La Volpe se estaba cumpliendo a la perfección. Es que su equipo tenía el control emocional del partido y no pasaba sobresaltos en defensa. Además, Fonseca y Borgetti se asociaban para complicar a Ayala y Heinze. Y para colmo, como Saviola y Crespo no lograban encontrarse, todo se limitaba a intentos individuales.
A los 37, México sufrió una baja sensible: Pavel Pardo, lesionado, tuvo que ser sustituido por Gerardo Torrado. A esta altura el partido era muy trabado en el medio y todo se volvía muy previsible. Sobre el final, Heinze no pudo controlar un pase del Pato Abbondanzieri y fue anticipado por Fonseca. El defensor del Manchester United no tuvo más remedio que bajarlo y, por ende, se ganó la amarilla. Pekerman miraba atónito y en cada interrupción les pedía a sus jugadores que se ordenaran.
En el arranque del segundo tiempo las cosas no cambiaron demasiado. Argentina seguía sin encontrarle la vuelta a la maraña táctica planteada por México. El equipo de Lavolpe lucía sólido en defensa y se apoyaba en la buena circulación de pelota de sus volantes para jugar lejos del arquero Sánchez. Y como Riquelme debía bajar mucho a buscar la pelota, Saviola y Crespo quedaban muy aislados.
El Conejito se movía por todo el frente de ataque pero no encontraba socios. Hasta que apareció Román, y le puso uno de esos pases milimétricos que lo distinguen, pero el Pibito no lo supo definir ante la desesperada salida de Sánchez. Argentina comenzaba a complicar a México, que ya no preocupaba tanto en ataque y parecía decidido a aferrarse al empate.
Ayala y Heinze se empezaron a afirmar en defensa y tanto Fonseca como Borgetti dejaron de inquietar. Argentina era más y seguía teniendo la pelota, pero no lograba ser punzante. Pekerman tomó nota de esto y mandó a la cancha a Tevez, en lugar de Crespo, para que se asocie con Saviola. Y enseguida nomás, el elegido fue Aimar, en reemplazo de un poco participativo Cambiasso.
Había poco margen y Argentina iba en busca del gol de la victoria. Y por eso, Pekerman quemó todas las naves: a la cancha Messi, en lugar de Saviola, quien cumplió un buen partido. Tevez entró con todo y explotó a fondo las falencias del equipo mexicano. Y en el final el Apache casi tiene su premio, cuando Rafa Márquez falló a un cruce y le dejó el camino libre. Sin embargo, el delantero del Corinthians no se animó a patear de zurda y cuando quiso enganchar hacia el medio, fue bloqueado por la defensa azteca.
Parecía que no había tiempo para nada más, pero no fue así. Luego de una buena triangulación en ataque, Aimar recibió solo dentro del área y vio muy bien a Messi, quien mandaba la pelota al fondo de la red, pero el juez Massimo Busacca cobró una inexistente posición adelantada a instancias del línea Matthias Arnet, quien parecía tener el brazo siempre listo para levantar su banderín, y así se fueron al alargue.
Argentina era más ambicioso y buscaba por todos lados. México, más que nunca, se refugiaba en su área y apostaba todo a una contra, con la velocidad del brasileño Zinha y la potencia de Fonseca. Pero lo pagó muy caro: Sorin cambió de frente para la llegada de Maxi Rodríguez, quien la bajó muy bien y sacó un zurdazo cruzado que se metió al ángulo izquierdo del arco de Sánchez. GO-LA-ZO del ex Newell's, quien al igual que contra Serbia y Montenegro volvía a erigirse en figura.
De ahí en más, se jugó con el corazón en la mano. Ayala y Heinze se llenaron de chichones y sacaron todo. Y si no estaban ellos, aparecía Mascherano o también Maxi. Es que todos se pusieron el mameluco en función del equipo y así México no volvió a tener más oportunidades de gol. Pero se sufrió igual, y sino pregúntenle a los miles de argentinos que revoleaban sus remeras por el aire en el estadio de Leipzig.
Pudo aumentar Argentina, tras una buena combinación entre Messi, Tevez y Aimar, pero los aztecas tiraban el achique y dejaban en off side a todo aquel que se animara a pisar el área. A esta altura qué importa, la historia ya estaba escrita y nuestra Selección se metió en los cuartos de final de la Copa del Mundo. No importa que el próximo rival sea la agrandada Alemania de Juergen Klinsmann. ¿O acaso alguien está en condiciones de creerse mejor que este equipo de Pekerman? Si quieren, que cometan ese error. Pero de acá al viernes, hay mucho tiempo y hoy la Selección dio una muestra de carácter tremenda, revirtió un resultado adverso ante un seleccionado mexicano que mostró sus garras a lo largo de los 120 minutos de partido, y lo que es mejor, supo cambiar a tiempo.
Festeja Argentina y está muy bien que lo haga. Porque esto es a todo o nada y más allá de que siempre se le pide un buen juego, hoy sólo servía ganar, y el objetivo se cumplió. Emocionaba realmente verlo a Diego, convertido en un hincha más, saltando y gritando hasta más no poder. Ahora, que se venga Alemania y que traiga lo mejor. Esta Selección ya demostró que no le tiene miedo a nadie.

miércoles, junio 21, 2006

Rumbo a la fase final del mundial

(21-06-06) - La identidad está por encima de todo. Siempre, es la premisa de la Selección, mientras va pasando el Mundial. Se aferra a su fundamento futbolístico, aún cuando no luce como en estos minutos finales del partido frente a Holanda. Pasó cómoda la primera fase, ganó su grupo y, a no dudarlo, la balanza se inclina largamente por el haber.
Hay que hablar entonces de:
1) El recambio. Salieron cuatro jugadores clave (Heinze, Sorin, Saviola y Crespo) sin que se resintiera la estructura. El concepto es uno y no se mueve, pese a los nombres.
2) Las buenas intenciones. Argentina siempre quiere jugar. Riquelme es el eje, para ordenar al equipo atrás y también adelante. A partir de él, se arma un esquema de juego que no pasa inadvertido para nadie.
3) ¿Qué pasó en los veinte minutos finales? Holanda tuvo la pelota y complicó con los centros cruzados. En ese momento Argentina se defendió en su campo y no con la pelota. Fue un mal momento.
4) El potencial de ataque. La Selección, sin Saviola y sin Crespo, mantuvo picardía. Entró Tevez y fue figura. También dio señales de vida Messi: sacó a relucir toda su frescura y de paso le trajo un problema grande a Pekerman. ¿Quién entra y quién sale arriba? Muchos candidatos de peso para pocos lugares.
5) Abbondanzieri y la tranquilidad que transmite. Sigue demostrando solidez cada vez que va a cortar y también responde en situaciones comprometidas. Recibió sólo un gol en tres partidos. Crece sin freno su confianza.
6) La vuelta del Jefecito. Poco se habla de Mascherano. Lo suyo es puro trabajo de hormiga. Pero hay que decirlo con todas las letras: se desloma para que los demás luzcan. Hoy tiene un nivel similar al de sus mejores tiempos en River.
7) El respeto conseguido. Argentina, después de esta primera ronda, es tema obligado en cualquier mesa futbolera. Es un candidato, por más que en el grupo esto caiga como un patadón al estómago. Ya no se alaba sólo a Brasil y a Alemania.
8) Los lesionados. El esfuerzo se empieza a sentir. Primero el desgarro de Lucho González y ahora el que tuvo que salir golpeado fue Burdisso. Sorin no estaba del todo bien y prefirieron cuidarlo para evitar riesgos.
9) El rival que se viene: México. El cuerpo técnico argentino lo cataloga como "muy duro". Aunque a la vez saben que, en etapas de definición, la historia de la camiseta argentina siempre juega un partido aparte.
10) Ayala y su liderazgo. Sabe cuándo pegar el grito, cuándo encimar a un rival, cuándo esperarlo. Hace y deshace. Un tiempista de lujo que da equilibrio al equipo.

viernes, junio 16, 2006

TOMALA VOS, DÁMELA A MI, EL QUE NO SALTA ES DE BRASIL...

(16-06-06) - Es la nuestra, la sangre futbolera que identifica a cada argentino, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Toque, circulación, buen manejo, atrevimiento, picardía. Jugar a jugar, diría Perogrullo. Divertirse, ir al frente, arriesgar, sentirse libre para hacerle frente a estos agobiantes esquemas modernos. Eso fue la Selección en la inolvidable actuación ante Serbia y Montenegro. Goleó, sí, pero fundamentalmente gustó y se hizo amiga de la gente.
Hacía falta una actuación tan contundente para sostener las convicciones propias y de paso meterle miedo al resto. Argentina se colgó la chapa de candidato. Sin ánimo que suene a calificación prematura. Está en boca del mundo por su audacia, por el potencial y por las variantes que desempolvó. Al rival, es cierto, se lo vio livianito y dio ventajas. Ahora, el mérito de la Selección fue no conformarse. Hizo el primero y se zambulló por el segundo, por el tercero, por el cuarto, por el quinto y también por el sexto. Audacia pura, de la que no abunda en estos días.
Cualquier equipo hubiese regulado. Seguro. Argentina no, se sintió feliz adentro de la cancha, tiró caños, tacos y por momentos levantó aplausos en fila. Un justo reconocimiento por tener y a la vez poder mostrar.
Se le insistió a Pekerman con la inclusión de los famosos cuatro fantásticos, por juntar en ataque a Riquelme y a tres delanteros. Hoy hay que hablar de un equipo de once fantásticos. Porque fue fantástico Abbondanzieri, a quien no le llegaron y sin embargo se encargó de transmitir seguridad. Fue fantástica la defensa, que tuvo la misma regularidad y sincronización del debut. Burdisso cuidó su quinta, se puso el cuchillo en la boca y no se dejó llevar por delante; Ayala ordenó, estuvo atento en los cruces y desde su posición sacó al resto para adelante; Heinze, quizás, alternó buenas con malas; y Sorin, además de acompañar en ataque, anuló a los grandotes que le venían por su lado.
Fue también fantástico el mediocampo, porque casi en el arranque hubo que replantear el sistema por la lesión de Lucho González. Mascherano volvió a ser el Mascherano conocido. Quite, presencia en cada rincón, fineza en los pases, oportunismo. Cambiasso se adaptó a su nuevo rol por derecha y vaya si cumplió: metió un gol y siempre se mostró suelto para sorprender. ¿Qué decir de Maxi Rodríguez? En el anterior partido acaparó las críticas por su estilo embarullado. Supo cambiar, metió un par de frenos y se ordenó. Conclusión: fue determinante en ataque. El camino de ellos conduce indefectiblemente a Riquelme. Es el eje del equipo, el que ordena, el que frena la pelota y transmite calma, el que mete esos pases como nadie, el que la pide y no se esconde. El creativo, en definitiva, que cualquiera quisiera tener.
Y fue fantástico, sin dudas, el rendimiento ofensivo. Saviolita no parece tener techo. Anda y anda. Arranca por izquierda y gana. Arranca por derecha y lastima. Tira diagonales y no lo paran. Un socio ideal para Crespo, el incansable hombre del área. Oportunista como pocos, la está metiendo seguido. Con lo que significa para un delantero. Como si fuera poco, atrás vienen pidiendo pista más fantásticos. Un tal Tevez, que empezó sin brújula hasta que tuvo una de las suyas. Pum y adentro. ¿Messi? Récord absoluto: no había tocado una pelota y ya se había llevado la gran ovación del Mundial. Ni hablar cuando empezó a sacarse tipos de encima por la derecha. ¿Y cuando definió a la carrera de derecha?
La Selección fantástica de Pekerman, entonces. La que impacta, la que nos hace quedar bien, la que invita a soñar en grande.

sábado, junio 10, 2006

Se ganó, pero a no ilusionarse

(10-06-06) - A cuatro años de la triste y recordada eliminación ante Suecia en el Mundial de Corea-Japón, Argentina iniciaba el camino en Alemania 2006. El objetivo, no había dudas, era torcer aquella nefasta historia y escribir una con sonrisas y festejos. Enfrente, como en Italia 90, un equipo africano: en este caso, Costa de Marfil, debutante absoluto. Las conjeturas tejidas en la previa quedaban en el olvido y, ante una multitud celeste y blanca, la pelota empezaba a rodar en Hamburgo.
Y arrancaron como si se conocieran: sin estudiarse, sin medirse. Sin cautela. El conjunto de Pekerman salió a presionar en el primer minuto e intentó jugar cerca del arquero marfileño. Sin embargo, a base de empuje y actitud, los Elefantes se pararon en campo argentino gracias a la movilidad de Boka y, fundamentalmente, Akalé. El carrilero izquierdo desbordó, envió un centro y Drogba, de cabeza, la tiró por arriba. En la siguiente, Akalé volvió a aparecer con una excelente diagonal hacia el medio y remató con potencia, cerca del ángulo superior derecho de Abbondanzieri.
Así se planteaba el tramo inicial entre Argentina y Costa de Marfil. Los africanos manejaban la pelota y le cerraban los espacios a la Selección, que no tenía profundidad y, mucho menos, claridad en tres cuartos de cancha.
Poco faltaba para cumplir el primer cuarto de hora de juego cuando Argentina dispuso de la primera ocasión de gol. Maxi Rodríguez encaró por derecha y tiró un buen centro que Crespo a punto estuvo de conectar. De esa jugada surgió el tiro de esquina y también la polémica: Ayala metió un frentazo bárbaro tras el envío de Riquelme y el arquero Tizié no pudo retener contra su palo derecho. La pelota cruzó apenas la línea, pero el árbitro belga De Bleeckere no cobró lo que hubiese sido la apertura del marcador.
Tan parejo y equilibrado como abierto, el partido estaba para cualquiera de los dos. Aunque, es cierto, Argentina inclinaba la cancha lentamente contra el arco marfileño. A los veinte, avisó de contraataque: Abbondanzieri sacó rápido, Saviola se la dio a Riquelme y éste habilitó a Crespo. El nueve la tocó al medio pero enseguida llegó el rechazo. Y tres minutos después, el desahogo: Riquelme mandó un buen tiro libre desde la izquierda y, luego de un entrevero entre Heinze y Sorin, Crespo encontró la pelota boyando y la empujó. Argentina gritaba y se aliviaba.
Al contrario de lo que podía suponerse, la ventaja no le hizo bien a la Selección. Porque al margen de un remate cruzado de Saviola desde afuera del área que no ocasionó mayor peligro, Costa de Marfil salió con todo en busca del empate. Kalou lo tuvo primero tras una pared con Keita, pero su disparo se fue cerca. Después fue el turno de Drogba, quien quedó mano a mano con Abbondanzieri: Ayala, de gran nivel, cerró justo y evitó la caída. Y la más clara estuvo en la cabeza Keita, quien quedó solo ante el Pato y no supo definir.
Los africanos jugaban mejor y dominaban ampliamente. Pero tanto fallaron en la puntada final que recibieron un duro golpe antes de que terminara el primer tiempo. A ocho minutos del descanso, Riquelme metió un gran pase en cortada desde la izquierda hacia el medio y por atrás de todos apareció Saviola. El Conejito ganó en velocidad y, ya adentro del área, punteó con derecha ante la salida de Tizié para provocar el delirio argentino por segunda vez. De cara al entretiempo, Argentina era todo festejo y Costa de Marfil, desazón.
La diferencia había le había dado tranquilidad a la Selección y quedó claro en el arranque de la segunda etapa. Con el toque y la movilidad como bandera, el equipo de Pekerman tomó de arrebato las riendas del partido y bloqueó la salida un conjunto de Costa de Marfil que ya no tenía la claridad del primer tiempo. A los dos minutos, Saviola demostró que estaba en su día, hilvanó una gran jugada y habilitó aún mejor a Maxi Rodríguez. El volante se demoró y la tiró por arriba.
El juego estaba planteado en el medio, donde Argentina manejaba los hilos y soportaba sin sobresaltos la presión que proponían los africanos. En una chance aislada, Riquelme estuvo muy cerca de aumentar, de tiro libre. Y llegando al promedio de la parte final, Pekerman decidió hacer el primer cambio. Rodrigo Palacio ingresó en lugar de Crespo para darle más vértigo al ataque y, claro está, con la intención de liquidar definitivamente la historia.
El trámite atravesaba un bache importante. Por un lado, Argentina controlaba las instancias sin apuro y le daba forma a una victoria más que importante, forjada más que nada a raíz del gran poder de contundencia. Mientras tanto, los marfileños buscaban la forma de acercarse a Abbondanzieri. Con poco éxito a excepción de algunas apariciones en cuentagotas. Drogba tuvo en sus pies dos oportunidades interesantes, pero le falló la puntería, al igual que a Kone. Como podían, los Elefantes iban por un milagro que cada vez veían más lejano.
A quince minutos del final, Pekerman hizo la segunda modificación. Lucho González reemplazó a Saviola, de gran labor pese a que la opinión popular pedía tanto a Messi como a Tevez para acompañar a Crespo en la delantera. Y cuando todo parecía calmo y liquidado para Argentina, Costa de Marfil descontó. Tras un centro desde la derecha y otro de la izquierda, Drogba anticipó a Ayala y, parado prácticamente en el punto penal, tocó de zurda a la red. Nada pudo hacer Abbondanzieri para evitar un desenlace dramático, a puro nervio.
Y así fue, nomás. Los marfileños lo vieron posible e intentaron la hazaña. Desbordes, remates de media distancia y centros fueron las variantes utilizadas por un conjunto africano que demostró un muy buen nivel de juego a lo largo de gran parte del partido. El esfuerzo no le alcanzó. El tiempo se esfumó y decretó el triunfo argentino, tan ansiado y esperado como festejado. Y aunque sufrió y pasó sustos en más de una ocasión, la Selección se quedó con tres puntos importantísimos en la apertura del Grupo C. Fundamental de cara a lo que viene, el próximo viernes ante Serbia y Montenegro.

jueves, junio 08, 2006

Comienza el sueño

(08-06-06) - Se terminó la espera... por fin. Tuvimos que esperar mucho para esta "gran revancha", exactamente 1458 días para volver a jugar un mundial. 1458 días desde aquel 12 de junio de 2002 en el cual fuimos derrotados por Suecia en el peor mundial de todos los jugados. 1458 días en los que pasó de todo: el inicio de las eliminatorias, la renuncia de Bielsa, la primera final perdida con Brasil en la Copa América, el campeonato en los juegos olímpicos, la segunda final perdida nuevamente con Brasil pero esta vez en la Copa de las Confederaciones, y finalmente la clasificación en junio de 2005 para este mundial ganándole a Brasil por 3 a 1. Sin contar los partidos amistosos que vinieron después: contra Qatar, Croacia, Inglaterra, Angola. 1458 días esperando ansiosamente este momento, el momento en el que podemos confiar de nuevo en la selección. El momento en que estamos listos para volver a enfrentar otra Copa del Mundo. Que agradable sensación. Ojalá las cosas salgan como todos queremos, y el 9 de julio podamos estar festejando todos juntos en el obelisco el tricampeonato de la celeste y blanca. VAMOS ARGENTINA, COMIENZA EL SUEÑO...

jueves, junio 01, 2006

Argentina vence a Angola y espera confiada debut en Alemania 2006

(30-05-06) - La selección argentina derrotó con autoridad por 2-0 a la selección de Angola en su último amistoso antes del debut en el Mundial de Alemania 2006.

El triunfo permite al equipo dirigido por José Pekerman esperar con mejores expectativas el primer partido ante Costa de Marfil, el 10 de julio en Hamburgo, ya que demostró este martes momentos de alto nivel, con una buena coordinación entre sus líneas y un juego eficaz y ofensivo.
El once sudamericano mostró rapidez y variantes en el juego ofensivo, hasta tal punto que el lateral volante y capitán Juan Pablo Sorín (Villarreal) se convirtió en el artífice del primer tanto anotado por el centrocampista Maxi Rodríguez (Atlético Madrid) y fue el autor del segundo, ambos en el primer período.Argentina buscó la medida con otro equipo africano como Angola aunque Costa de Marfil, que este martes igualó en un amistoso 1-1 ante Chile, parece tener una estructura defensiva más férrea y también un ataque más poderoso, comandado por Didier Drogba.
Sin embargo, el equipo 'gaucho' no exhibió su mejor versión porque varios jugadores están en el comienzo de la puesta a punto, recuperándose de una exigente temporada, la mayoría en el fútbol europeo, y de lesiones.
Angola, que debutará el 11 de junio ante Portugal, mostró algunos jugadores con talento como Akwa, una de sus figuras, pero muestra una gran debilidad defensiva, salvo su portero Joao Ricardo, que salvó a su equipo de una goleada.
Con el resultado asegurado, Pekerman dispuso a los 63 minutos el ingreso del juvenil Lionel Messi (FC Barcelona), la gran esperanza argentina que no jugaba desde el 7 de marzo, cuando se lesionó en un partido de la Liga de Campeones de Europa.
'El pulga' Messi mostró pinceladas de su talento, sobre todo, a los 75 minutos, cuando dejó a varios rivales en el camino y cedió a Rodríguez, cuyo disparo se estrelló en el horizontal tras desviarse en Joao Ricardo.
Argentina, que dominó casi a voluntad todo el encuentro, debió esperar hasta el minuto 28 para abrir el marcador mediante un disparo de Maxi Rodríguez tras conectar un centro de Sorín.
Con la misma fórmula del centro rasante desde el sector izquierdo, Sorín fue el autor del segundo tanto a los 37 tras desviarse el balón en un defensor angoleño.
El resultado 2-0 le dio tranquilidad al equipo de Pekerman, que había desperdiciado varias oportunidades hasta la primera conquista.
En ese período, pese a no tener marca pegajosa, el conductor Juan Román Riquelme (Villarreal) compartió la tarea de creación con Rodríguez y Esteban 'Cuchu' Cambiasso.
Pekerman pretende que el talentoso Riquelme no tenga la responsabilidad exclusiva de generar juego porque en la cita máxima seguramente tendrá un marcaje más implacable.
Pablo Aimar (Sevilla) y Carlos Tevez (Corinthians), que ingresaron en la segunda etapa, mostraron un alto nivel y fueron generadores, junto a Messi, de varias ocasiones de peligro tras lucidas acciones colectivas.
La defensa nuevamente fue el sector más flojo del equipo argentino, comenzando por el portero Roberto Abbondanzieri (Boca Juniors), que actuó con inseguridad en las escasas oportunidades en que fue exigido por los angoleños.

Una despedida a lo grande

(25-05-06) En un Monumental ilusionado, la selección le dijo adiós a sus hinchas con una goleada por 4 a 0 ante el Sub 20 con tres goles de Palacio y Saviola.

Faltan 15 días...

La primera foto antes del mundial

(23-05-2006) Poco de lo que sucedió ayer, en la helada mañana del sur, estaba en los cálculos. Por lo menos así fue para los periodistas que fueron al predio de la AFA a tomar imágenes del primer entrenamiento en el que estuvieron todos juntos los 23 jugadores elegidos por José Pekerman para ir al Mundial.
Mucha fue la sorpresa cuando Andrés Ventura, jefe de prensa de la AFA, informó que los fotógrafos iban a tener la posibilidad de sacar la tan ansiada foto del plantel completo, con la camiseta celeste y blanca y los respectivos números que llevarán en las canchas de Alemania.
Y tras una corta espera, en la que los reporteros gráficos deliberaban sobre la forma que ellos creían más apropiada para armar la postal, salió Roberto Ayala, que seguido por Juan Pablo Sorin, encabezó la fila de los jugadores que uno tras otro se ponían a las órdenes de los que por un rato serían sus técnicos.
Contrariamente a lo que todos pensaban, fueron Eduardo Urtasún y Gerardo Salorio, preparadores físicos del plantel, quienes se pusieron al frente de la producción y se encargaron de ubicar a cada uno de los jugadores en sus lugares. Y los 23, que estaban de muy buen humor, les hacían caso y no mostraban mayor resistencia.
Las primeras risas de la mañana las mostró Juan Román Riquelme, quien se burlaba de la actitud de su amigo Pablo Aimar, que quería evitar la primera fila y procuraba salir "parado" en la segunda junto a Leandro Cufré, para no mostrar su pe queña estatura.
Y cuando parecía que ya estaba todo listo para que los fotógrafos empezaran a hacer su trabajo y lanzaran los primeros flashes, se dieron cuenta que faltaba el cuerpo técnico encabezado por José Pekerman. Así que otra vez a ordenar todo. Hugo Tocalli fue decidido a ocupar la más alta de las filas al lado del utilero Marcelo Dalto, Fillol se ubicó en el medio de Salorio y Coloccini, y el técnico, entre Saviola y Messi.
Era, entonces, la hora de la foto que todos quieren colgar en la pared de su pieza. Después de unos pocos inconvenientes, la postal quedó retratada en todas las cámaras. Luego llegaron las imágenes individuales que empezaron con Abbondanzieri —el número 1— y terminaron con Ustari —el 23—. Lo curioso fue que entre turno y turno, los jugadores (Messi fue el más solicitado) se acercaron a un contingente de abuelos de Morón, que presenció la práctica. Sus miembros no dejaron de pedir autógrafos, obsequiar rosarios y desear mucha suerte a todo el plantel.
Luego de las tomas individuales, los jugadores se fueron a cambiar para empezar la práctica. No sin antes haber realizado la foto que reproducirán todos los diarios, y a la cual se le prenderán millones de velas para que Argentina revierta su pobre actuación en Japón-Corea 2002 y ponga a su fútbol donde realmente lo merece: en los primeros planos internacionales.
Atrás quedaban las imágenes de Ayala firmando una bandera argentina, y de los jugadores arribando a Ezeiza entre requerimientos de autógrafos, y de que el plantel se sintiera entero andando sobre el césped, y de las risas compartidas entre muchos, con la complicidad amistosa que se entregaron, por ejemplo, Riquelme y Tevez. La imagen de que el final del camino hacia el Mundial estaba a la vista.