domingo, junio 21, 1998

La goleada sirvió para dar un envión de confianza

PARIS.- No debe haber mejor golpe de efecto que la descarga de una goleada en unos pocos minutos. Y mucho más si coincide con el final del partido. Se apodera de todas las sensaciones, porque la fuerza de los goles es la mayor de todas las razones. Es una ráfaga de contundencia que relega cualquier otro concepto global. Tapa errores y disimula dudas -que los hubo-. Hace olvidar lo malo y potencia lo bueno. La goleada es la dueña de la historia e impone sus reglas, al menos durante 90 minutos ¿Acaso hubo alguno de los miles de argentinos que ayer estuvieron en el Parque de los Príncipes que no le levantarían un monumento a Batistuta y a Ortega a orillas del Sena? La goleada también es exageración e ilusión.
La Argentina estuvo estacionada en buena parte del encuentro y se destapó con un final de fiesta. Aceptó la invitación de una Jamaica fácil de conquistar y la sacó a bailar. Los Reggae Boyz ofrecían su pista de espacios libres y sin derecho de admisión. Especialmente después de que el custodio de Ortega, Powell, fue despedido por maltratos. Los diez que quedaron para el segundo tiempo fueron franqueando lentamente el acceso. Y así pasaron todos. Especialmente si se trababa de Bati o del Burrito, dos personajes VIP en el área reservada para el arquero Barrett.
Para la Argentina terminó siendo más sencillo que una de las prácticas de L´Etrat. Nunca está de más regalarse una goleada, sobre todo con el antecedente del apretado debut. Sirve para reforzar la confianza en las fuerzas propias. Por la contundencia, por la clasificación asegurada para los octavos de final y por verse primero en el Grupo H, gracias a la diferencia de gol sobre Croacia.
Porque Ortega, en la primera etapa, con un toque de derecha tras una perfecto pase de Verón, destrabó un encuentro que, aunque parezca mentira a la luz del 5 a 0, no era una agradable excursión parisina para los muchachos de Passarella. Porque Batistuta no podía dejar pasar esta oportunidad ante un rival tan permeable a su potencia. Parecía un acto de indulgencia con los jamaiquinos que Bati no hubiera marcado cuando al cotejo le quedaban poco más de 15 minutos para el final. Pero en 11 minutos, entre los 27 y los 38, le puso su rúbrica a la goleada y se convirtió en hombre-récord.
Fueron cinco, pero la cuenta pudo estirarse más. Fue una goleada, hija de la contundencia y prima lejana de una gran actuación.
Hay que ubicar esta victoria holgada en su contexto. Jamaica carga con las limitaciones y la inocencia de su fútbol apenas nacido. La Argentina corrigió un defecto visto ante Japón: se paró más adelante en el campo, con Simeone en función definida de volante y sin tantas obligaciones de correr para atrás. De arranque, el equipo mostró una actitud más decidida. Jamaica perseguía con marcas individuales a todo lo que se moviera en su campo. Mientras, el seleccionado cedía la iniciativa y se complicaba con los piques de Hall. Cuando empezaba a correrse el riesgo de que Jamaica se animara más de la cuenta, Verón y Ortega pegaron ese innegable salto de calidad que hay entre los dos equipos.
Powell descargó su bruta impotencia sobre las piernas de Ortega y a Jamaica le esperaba un segundo tiempo con un hombre menos. Demasiado. Especialmente cuando el técnico decidió mantener dos delanteros con la entrada de Boyd. Ya nadie siguió a nadie y todos miraron y sufrieron cómo Ortega, Batistuta y compañía armaban un gol hasta de la jugada más insignificante. Bati ajustició con dos derechazos cruzados y el jujeño con otro toque, ahora de zurda.
En el anuncio de ayer se habló de una clasificación cantada. Se agregó un baile de selección. Valioso si se toma conciencia de que esta pieza no se repetirá más en las próximas funciones del Mundial.


Lo lindo
Sin duda, lo mejor de Jamaica estuvo en las tribunas, con su color amarillo omnipresente y la cadencia del reggae. Miles de argentinos compartieron pacíficamente las tribunas con ellos. Antes, bailaron juntos en las calles aledañas al estadio. Esta vez hubo muchas más banderas nacionales que en el debut en Toulouse.

Lo bueno
El seleccionado consiguió la clasificación para los octavos de final con una goleada y un final a toda orquesta. Batistuta y Ortega fueron una pareja terrible. Combinaron fútbol y potencia. Jamaica empezó con un montón de marcas individuales y terminó rendida.

Lo malo
Ya parece una constante: la lesión de Sensini. Ante Japón fue una luxación en el anular izquierdo y ayer dejó la cancha prematuramente, a los 24 minutos, con un fuerte dolor en el muslo izquierdo. Es una baja muy importante por la seguridad y experiencia que le da a la defensa.

Lo feo
La advertencia de la FIFA a la Argentina porque no todos los jugadores de la Argentina pasaron por la zona mixta (sector de entrevistas). No cumplieron con una disposición obligatoria. Así, el seleccionado demostró que quiere mantener su postura dura y esquiva con el periodismo.

GOLES:
1er tiempo: 30m, Ortega
2do tiempo: 10m, Ortega; 27m, 33m y 38m (penal), Batistuta

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